20060424

TRAS LA HUELLA DE MAGNUM

Agencias de fotógrafos a la chilena






La mítica agencia de los fotógrafos Robert Capa y Henri Cartier – Bresson ha inspirado símiles en el mundo entero, incluido Chile, con sólo tres intentos. Sepa del último de ellos, en un país donde se valora poco hazañas como esta.


No darse por vencidos. Parece ser la consigna ante un nuevo intento en el mercado de la fotografía periodística nacional, nutrido en más de un 90% de las imágenes conseguidas por reporteros gráficos de agencias de noticias internacionales, diarios y revistas locales. Recae tamaña responsabilidad en poco más de un centenar de profesionales de la mirada, la mayoría contratados y respetuosos de la línea editorial del medio para el que trabajan. ¿Eso es todo? ¿Existen mayores diferencias entre el punto de vista que aplican al acontecer noticioso que más tarde usted verá en su casa? La respuesta, invariablemente y salvando ilustres excepciones históricas, parece estar más cerca de un “no”. A menos que la tercera sea la vencida.

The Press Image es el nombre del tercer y por ahora último intento por llevar a buen puerto la idea de agrupar el trabajo de algunos de los más talentosos fotógrafos chilenos y proponer así una mirada revitalizadora a la prensa. Cohabitarán con los porteños de Huella Digital, en funcionamiento desde 2000, siendo ambas iniciativas similares aunque no idénticas a IMA Agencia de Fotógrafos, la precursora y hoy inexistente empresa de Claudio Pérez y Rodrigo Gómez (ver recuadro). Roberto Candia y Jesús Inostroza, dos conocidos fotógrafos santiaguinos, son hoy los responsables del que para muchos parece un atrevimiento.

The Press Image lleva dos semanas funcionando y Candia precisa el concepto que los mueve: “somos una agencia de representación de fotógrafos independientes. Desarrollamos un software para ofrecer la producción personal de estos fotógrafos a los medios, a cualquier editor de Chile o del mundo que puede entrar a nuestra página y ver todo el material disponible. No se paga por ver”.

La originalidad para el mercado chileno –provisto mayoritariamente de las agencias internacionales AP, France Press y Reuters, junto a los bancos de imágenes- es que The Press Image no condiciona al cliente a un contrato, sólo comercializa los derechos de publicación, incluso si se trata de una única imagen. “Si quieres comprar derechos exclusivos, es posible hacerlo, previo acuerdo con el fotógrafo, que es el que tiene la última palabra, además de una participación de sobre el 60%. Nosotros no nos adueñamos del material, sólo lo gestionamos ante los medios”, asegura Candia.

En www.thepressimage.com cualquier empresa puede hacer una descarga, previo ingreso de una contraseña. “Reunimos las fuentes de información en un solo lugar y ofrecemos la infraestructura y tecnología suficientes para que esta información llegue, a la brevedad, a la persona que lo requiera”, dice Candia.

Un país de ciegos
Roberto Candia y Jesús Inostroza no ocultan su ambición: que The Press Image se transforme “en el principal portal de imágenes de Chile”. Y para ello han fijado tarifas atractivas. Un diario de circulación nacional debiera desembolsar $34.000 por los derechos de publicación, en una sola edición, de una de sus fotografías. La de una portada de revista cuesta $80.000 y la de un libro $150.000. Un portal web tendría que pagar $16.000. Y si es un canal de televisión el que quiere mostrar una fotografía de The Press Image, el costo será de $22.000 por 24 horas.

Con la experiencia del pionero, el fotógrafo Rodrigo Gómez celebra la iniciativa que, luego de ver en la red, define como “netamente periodística”, cuestión que considera “delicada y peligrosa, porque se compite con multinacionales. Es como querer hacer un supermercado al lado del Jumbo”. Según Gómez, el medio chileno “no tiene ninguna cultura de comprar fotos a independientes, los precios que manejan son ridículos. Si por mil dólares uno de sus fotógrafos se saca la chucha todo el mes, no entienden que uno pida 150 dólares por una sola foto”.

De acuerdo con Gómez, el fotógrafo César Pincheira (huelladigital.cl) opina que “al no haber suficientes medios no existe la necesidad de darle la importancia que merece la fotografía. Pareciera que fuera un favor ponerles el crédito. En ese contexto, las agencias la tenemos súper difícil en nuestro país”.

“Que exista The Press Image, AP o Magnum, para mí es lo mismo. Estoy sentado en mi escritorio y necesito una imagen. Si pongo ‘Fernando González’ y no está, cagó. Es terrible, pero es así”, grafica Gómez, poniéndose en el caso de un consumidor. Agrega: “la cantidad de imágenes tampoco es lo más importante. Si tienes que mamarte seis páginas de basura antes de llegar a algo interesante, es peligroso. Ver dos tipos dándose la mano… esa foto la pueda hacer mi hermana chica. Con IMA nuestra intención no era abarcar todo y hacer salchichas, sino exactamente lo contrario, tener un almacén de especies finas al lado del Jumbo. Eso, que no sé si funcionó, era muy difícil de mantener”.

Pero Candia que la apuesta de The Press Image no es dar una cobertura total a todo lo que pasa en Chile, “por lo mismo no vendemos un servicio con una tarifa plana. Cuando existe un abono, la calidad se embarga. Por asegurar una cobertura no siempre se utilizan los mejores recursos y nosotros cuidamos mucho la relación con el cliente, que no se podrá quejar de que no tenemos tal o cual cobertura si no se la estamos cobrando. En cambio, va a agradecer poder tener acceso a cosas que no pudo producir”.

El fotógrafo recalca que han hecho una alianza con Archivo Latino, el más grande proveedor de imágenes en Latinoamérica, creado en Argentina. “Ellos nos representan internacionalmente”, dice respondiendo a Gómez, que sentencia: “Cualquier negocio que se haga con la imagen tiene que pensarse de manera internacional, el mercado chileno es tan pequeño que se muerde la cola con lo que hay. En IMA trabajábamos la prensa sólo para el extranjero, aquí era más fuerte la parte corporativa”.

Una conclusión que, como consumidores de imágenes debiéramos tomar en cuenta, la entrega César Pincheira: “La diferencia (entre una agencia y otra) tiene que ver con la mirada, es decir, hacia dónde dirigimos los lentes. Las agencias internacionales están en el cuento de registrar la historia de la humanidad desde la perspectiva oficial (el “manotazo” de dos presidentes, por ejemplo). Nosotros, en cambio, queremos registrar para contar, pero desde una cercanía tanto física como mental. Estamos seguros de que la foto mezclada con periodismo es una enzima que puede promover el cambio y la movilidad social”.


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HUELLA DIGITAL

¿Por qué y cuándo surge la idea de esta agencia?
-Surge en el año 2000, como una inquietud de desarrollo profesional al momento de titularme como periodista (hice mi tesis sobre fotografía de prensa y memoria colectiva).

¿Quiénes formaron el equipo original y qué tenían en mente?
-El equipo original se mantiene hasta ahora (somos 5 entre periodistas, fotógrafos y una diseñadora, más colaboradores estables y no tanto). La verdad es que lo único que tenemos claro es que estamos en un negocio complejo, con una industria poco dinámica y que por ende no hay patrones fijos que obedecer. Estamos seguros que la foto mezclada con periodismo es una enzima que puede promover el cambio y la movilidad social.

¿Qué evaluaciones de mercado hicieron previamente?
-La única evaluación es la que teníamos como periodistas jóvenes, en un país donde no existe la suficiente diversidad de medios como para ser felices trabajando en un medio tradicional. Sabíamos que se podía hacer algo y estamos en eso.

¿Qué modelos tomaron como ejemplo?
-Como modelo, ninguno, aunque igual pusimos el ojo en el origen de Magnum (en el sentido de la cooperativa fotográfica). Después, bueno, admiramos toda forma de organización fotográfica que defienda la mirada de los suyos, como la AFI, IMA, etcétera.

¿Cuáles son los precios por fotos y cuánto gana el fotógrafo?
-Se cobra según el tipo de cliente y la característica de la pega. El porcentaje por lo general es 50 y 50. Pero, en general, el tema del cobro por la pega fotográfica está hoy muy determinado por el menosprecio hacia la mirada que tenga una agencia o un fotógrafo, la abundancia de cámaras digitales en manos de gente que no se involucra realmente con el asunto y a las decisiones -a mi juicio erradas- de las empresas en las que las personas a cargo de su imagen corporativa piensan que comprándose una camarita digital de hartos megapixeles, basta y sobra y no necesitan a un profesional en el registro fotográfico.

Y aunque lo que se cobra depende de (la cara que ponga) cada cliente, en general la variable crítica que nosotros aplicamos hoy para valorar una pega, no es el número de fotos ni el tamaño de la copia en papel, sino el tiempo dedicado. Ahí entra a tallar el costo de oportunidad, es decir, cuántas cosas dejo de hacer por tener que dedicarme a una pega en particular que sea muy absorbente. En esa lógica, hoy huelladigital.cl no puede dedicar un día completo de pega a algún encargo por menos de 180 o 200 mil pesos. Ese valor puede subir dependiendo de la complejidad del tema (si hay que trasladarse a otra zona o seguir todo el día a alguien o es una foto con un propósito comercial...) Ahora, si el trabajo dura varios días, ese valor puede bajar porque se apuesta por un total final que resulte atractivo.

En cuanto a una foto que quiera comprar un medio, también va a depender de si el medio encargó la foto o si la agencia la hizo y después la ofrece. En el primer caso es más caro que en el segundo porque implica quizá traslados y otros insumos. Una foto puede costar desde 20 a 40 mil pesos, aunque si es para una agencia internacional, el valor estándar hoy es de 50 dólares para colaboraciones externas. Creo que, sin duda, la relación óptima de un agencia con un medio es un pago fijo mensual, aunque es necesario definir a priori las características de la cobertura (número de fotos, frentes de cobertura -deportes, crónica- o si incluye o no otros costos de traslado).

Creo, finalmente, que en la medida en que haya más medios de comunicación que valoren el aporte de la imagen y respeten la autoría fotográfica, y que las empresas tomen conciencia de la importancia de proyectar una imagen profesional, la situación comercial podría mejorar, de hacerlo más próximo al profesionalismo, esfuerzo y las inversiones en equipos que hacen las agencias, sobre todo las independientes.

20060418

UN MUSEO PARA LA FOTOGRAFIA CHILENA

El Director del Museo de la Fotografía de Charleroi, Bélgica, Xavier Cannone, se entrevistó con el Ministro de Cultura chileno, José Weinstein, encendiendo una luz de esperanza.


Cuando Xavier Cannone se interesó por la fotografía, en su país, Bélgica, la disciplina no se impartía como carrera universitaria y en los espacios de arte no se le veía como un lenguaje autónomo. En pleno corazón de Europa, recuerda, “no había un solo fotógrafo belga reconocido y teníamos sólo dos galerías. Recién a fines de los ‘70 y en los ‘80, cuando se creó en Amberes el primer museo belga de la fotografía, empezó a ser tomada en serio”.

¿Suena conocido, no? Críticos de peso, curadores capacitados, teóricos, historiadores y revistas especializadas... Al extenso listado de carencias de la fotografía chilena, se suma una necesidad con forma de sueño largamente acariciado, la de un museo para la fotografía chilena, espacio que junto con reunir lo más selecto del trabajo autoral de los fotógrafos nacionales, debiera instalarse como una atrayente plataforma de investigación y difusión de nuestra cultura.

Así lo entiende Xavier Canonne, actual director del Musée de la Photographie de Charleroi, Bélgica, quien ya antes estuvo al frente del Centre d’art contemporain de la comunidad francesa. Cannone se encuentra en Chile y su visita no parece casual. El fotógrafo Luis Poirot, agregado cultural de Chile en Bélgica, es quizá uno de los más tozudos impulsores de la idea de un Museo de la Fotografía Chilena, iniciativa que por supuesto le ha planteado a Cannone. Este, a su vez, se reunió el miércoles con el ministro José Weinstein y participó del seminario “Museo y Patrimonio Fotográfico”, narrando la génesis y los nuevos desafíos de la experiencia belga. Participaron, además, el Subdirector Nacional de Museos de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, Alan Trampe, y la Directora del Centro Nacional del Patrimonio Fotográfico, Ilonka Csillag.

“Lo que me interesa de este proyecto que está armando el gobierno chileno”, explica Cannone, “es mostrar al mundo el trabajo de los fotógrafos chilenos pero, por sobre todo, salvar el patrimonio de un país. Siempre me ha dado mucha pena ver cómo el patrimonio de naciones en Africa y América Latina se vende a coleccionistas, galerías o museos que comprendieron que la memoria de un país se está vaciando. Podemos ayudar a crear estructuras que en primer lugar mantengan el patrimonio en sus respectivos países, desde la conservación, y que permitan luego a especialistas e historiadores el estudio de este”.

-¿Qué conocen en Bélgica de la fotografía chilena?
-Muy poco, es otra de las razones. Se conoce mucho más de fotógrafos franceses o estadounidenses que vinieron a fotografiar Chile, que de fotógarfos chilenos. Eso puede cambiar con este proyecto. ¿Dónde está la fotografía chilena? Si soy un turista y no hay museo, ¿dónde voy?, ¿hay una galería, una biblioteca? Eso no es normal en un país tan grande y por eso es un buen momento para conversar del tema con el gobierno.

Cannone cuenta que a veces recibe archivos que le parecen poco interesantes, pero está convencido de la importancia de su conservación ya que sabe que dentro de 30 o 50 años alguien puede redescubrirlos en respuesta a las necesidades del mundo. Los museos, cree, deben responder a la amenaza de empresarios como Bill Gates, que están comprando los archivos fotográficos de la humanidad:_“De lo contrario, nuestra memoria pertenecerá a otros y nadie tiene derecho a comprar nuestra memoria, que es lo más íntimo que tenemos. El deber de los gobiernos, sean de izquierda o derecha, es salvar la memoria colectiva de un país, ya que no se puede construir un edificio sin tener las bases”.

Otra de sus preocupaciones es la facilidad con que los fotógrafos contemporáneos borran imágenes en sus cámaras digitales. Lo que me interesa cuando miro el archivo de negativos de un fotógrafo, es ver que este hizo 10, 20 tomas de una acción, hasta llegar a la que escogió definitivamente. Es un intento de pensar con sus ojos, pero con la fotografía digital eso no es posible. Es como un pintor que no puede hacer dibujos antes de realizar su obra. ¿Cómo estudiar Guernica de Picasso sin conocer todos los bocetos previos? Peor, con la manipulación digital perderemos hasta el original. Lo mimso con la literatura, escribes directamente en el computador, no salvas la primera línea, limpias todo. Perderemos los manuscritos y todo lo que nos lleva a averiguar por qué un autor cambió tal palabra o idea. Tendremos una memoria más eficiente y limpia, como una autopista. Pero conoceremos menos de nosotros mismos”.

“Podemos ayudar a Chile a hacer este museo”
“A cada país le llega su momento”, dice Cannone, “momento en que la memoria es más necesaria. Eso, ligado a la necesidad de representación fuera de sus fronteras ¿Qué es Bélgica? ¿Algunas imágenes de la plaza mayor, de una escultura? No, es más que eso ¿Cuáles son las maneras de enseñar lo que es un país? Literatura, cine, y fotografía por supuesto. Sí, podemos comparar el camino que recorrió Bélgica hacia la fotografía, reconociendo que este es un arte no menor hasta llegar al museo, y el actual momento chileno”.

-Pero en Chile no existe un Museo de la Fotografía.
-Todavía no.

-¿Tiene alguna relación su visita, la presencia de Poirot en Bélgica y la creación del museo?
-Sí, Poirot fue a verme. Hablamos del tema, no sólo pensando en mostrar fotógrafos chilenos en Bélgica, sino también en cómo ayudar a Chile para hacer este museo. No se trata de venir a decir cómo hay que hacerlo, no tengo ese derecho, pero sí podemos compartir la experiencia, a través del Consejo de la Cultura y las Artes, por intercambio. Podemos invitar a especialistas de la fotografía chilena y mandar aquí fotógrafos y especialistas belgas.

Artículo publicado en la sección de Cultura del Diario Siete. 2006.