20100305

Las fotografías del terremoto (o sobre "el hombre de la bandera")


©Roberto Candia / AP.

"Un fiel reflejo de la tragedia que estamos viviendo (...) del espíritu que se vive en el país y de lo que somos los chilenos". Con esta contundente frase un(a) cosmonauta apodado "Recuerdo el comienzo" explica mejor que nadie el porqué la foto del "hombre con la bandera" se ha transformado en la imagen símbolo del terremoto y tsunami que afectó a Chile. El anónimo comentarista va más allá y le pide "por favor" a Roberto Candia, el autor de la foto y experimentado fotoperiodista de agencia Associated Press (AP), que envíe el icono "al Pulitzer", ya que merece dicho galardón.

Sin el ánimo de levantar una polémica -sí un sabroso debate- me animo a decir que en este último punto se cae en la exageración (dependiendo del respeto que le tengamos al Pulitzer, claro) y la causa de esta no es otra que -¡vaya contrasentido!- la gran efectividad del retrato construido por Candia.

A la fotografía periodística se le exige informar, de una manera sintética y emotiva. En menor grado -y dependiendo del medio y del editor de ese medio- se le reclama mérito estético, y muy remotamente la necesaria vuelta de tuerca al lenguaje fotográfico. Lo primordial es que funcione, que sea útil a lo que se desea comunicar, siempre teniendo en cuenta el gusto (y el morbo) de los "consumidores de noticias". Basta con mirar la foto ganadora del último Salón Nacional de Fotografía de Prensa: la presidenta Bachelet chuteando una pelota de fútbol y la anécdota que empalagó a los medios; un zapato presidencial volando por los aires. Funciona. Gana.

Los medios se han arrojado la representación de las masas. Y la masa, cuando no se preocupa de educarse y pulir la mirada, se queda con lo que le arrojan. Las masas aman el paisaje "de postal", aman una puesta de sol, el efectismo, el fuego y el gigantismo... y si las masas son hoy este país que se creía jaguar exitoso, pero en cuestión de minutos no trepida en salir y devastar un supermercado como si llevara una semana sin comer... entonces nada más útil a las masas que lo que queremos ver en la foto de Candia (y no hablo ni del chileno que ahí aparece, ni del fotógrafo. Hablo de lo que queremos que la foto REPRESENTE y diga de nosotros).



©Tomás Munita / New York Times.


La imagen del "hombre con la bandera" funciona.¡Vaya que funciona! Desde el punto de vista del periodismo, de los medios de comunicación cada día más ligados a la publicidad y las estrategias de marketing, esta es una gran foto (bien construida, oportuna, clara en su mensaje...), tiene los méritos suficientes para convertirse en el símbolo -cuasi bestseller- en el que se ha transformado. Ni siquiera tiene relevancia el hecho de que el fotógrafo le haya pedido al artesano Bruno Sandoval, su protagonista-modelo, que posara, que mirara a su cámara manteniendo el gesto que lo inmortaliza y que hoy nos convoca.

Pero... ¿a qué nos convoca? Transmite un mensaje (a mi juicio "patriotero") que, en el actual momento de ultra sensibilidad, nos es extremadamente útil. Es una imagen esperanzadora, nos da ánimo, nos incita a levantarnos, resurgir de las cenizas y reconstruir el país (coser o parchar la bandera, ¿es la analogía más elemental, no?). En síntesis: es la actitud que debemos tener, por sobre la circunstancia. (El mismo Candia lo subrayó en TVN, al mejor estilo James Nachtwey: "me siento como un millonario, quizás como un Leonardo Farkas, pero regalando esperanza. Feliz de que esta imagen pueda motivar a la gente").

En medio del flujo incesante de imágenes lanzadas desde las transmisiones televisivas, escenas que no dejan de activar el pánico y el caos ambiental, la imagen fija invita a reflexionar en calma. De ahí que sea una fotografía la imagen que más se ha mostrado por estos días en televisión. Pero, curiosamente, no es la foto de edificios destruidos, de un pueblo devastado, ni de chilenos heridos y/o muertos y apilados improvisadamente en un gimnasio, la que mejor "resume" o "representa" lo sucedido... y menos la que despierta nuestra identificación, sentido de pertenencia o dolor frente a la catástrofe. La fotografía que aparentemente consigue todo esto incluye y ensalza al pabellón patrio que, como símbolo transversal, establece una empatía compasiva que nos hace ver a todo el pueblo chileno contenido en esta, nuestra bandera.

Un amigo, Enzo, lo explica mejor que yo: "En estos momentos, donde todo parece haber fallado (el Estado, las empresas, la convivencia ciudadana), los símbolos transmiten su poder: esa bandera ha acompañado casi 200 años a este puto país, por lo que me aferro a ella (simbólicamente) como tabla a la deriva hasta que pase lo peor".



©Tomás Munita / New York Times.


El fenómeno no es nuevo. Imágenes similares proliferaron en el contexto de la Segunda Guerra Mundial. Las distintas sociedades -más aún las abatidas o derrotadas- requieren con urgencia de este tipo de iconos. De ahí que muchos chilenos no tardaran en apropiarse de la foto de Candia para lucirla en sus perfiles de Facebook; como la cabellera de Sansón, la imagen de ese hombre poniéndose de pie, con el lodo hasta el cuello pero enarbolando digno nuestra bandera, nos fortalece. Pienso en las imágenes captadas tras la caída de las Torres Gemelas... banderas estadounidenses destrozadas, pero también flameando orgullosas, listas para ponerse otra vez de pie y dar la pelea. Piensen ahora ustedes, de paso, en lo "universal" que puede llegar a ser una foto que incluye una bandera mucho menos conocida globalmente, como lo es la chilena. ¿Hasta qué punto puede sensibilizar la imagen de Candia a un nepalés? ¿Mantiene, fuera de nuestro contexto (además tan fresco) su intensidad e impacto? Consideren que, ante la falta de indicios, lo representado es también confuso, nada me indica que se trata de una víctima de terremoto (podría serlo de un aluvión). Pues no puede haber UNA foto que resuma la tragedia vivida, ya que la fotografía es un relato y de la misma forma que una palabra no es el párrafo, una imagen es parte de un todo más amplio. Otras fotografías, las captadas por el propio Candia, por Tomás Munita o Raúl Bravo... le entregan al "hombre de la bandera" el contexto que requiere.





©Tomás Munita / New York Times.


Pese a ello, la afamada foto ya se encumbra como la favorita para ganar el Salón Nacional de Fotografía de Prensa.... ¿Habrá pensado la AP o el mismo Candia en enviarla, además, a World Press Photo? Ambos concursos dependen del nivel del jurado citado cada año (Candia ya ganó una vez la versión criolla), pero es un buen ejercicio imaginárselo. Me atrevo a predecir que, a menos que ocurra otro "notición", la foto (ya "mítica", según un colega de Candia) en el salón chileno, arrasa. Foto del año, sin duda. (WPP, por su parte, suele analogar "foto del año" con "noticia más importante"... así es que puede que busquen aquí, en Chile, esa imagen.... algo que no sucede desde 1973).




Artículo publicado, originalmente, el 5 de marzo de 2010 en Ojo del Medio