Aunque Bill Gates se apropie de todas las imágenes del mundo ¿seguirás fotografiando, no? “Igual hombre, igual... lo más independiente posible, hay que ver cómo sobrevivimos”, responde risueña Susan Meiselas, fotógrafa miembro de la prestigiosa Agencia Magnum que hace unas semanas visitó nuestro país para la postergada inauguración de “Chile desde dentro”, exposición fotográfica que permanecerá hasta el 27 de mayo de en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC).
Joven estudiante en la década de ‘60, ya fotógrafa en los ’70, Meiselas trabajaba en Nueva York para el golpe de Estado de 1973 en Chile. Ahí conoció a los primeros exiliados, luego vino el atentado a Orlando Letelier en Washington DC., y la posibilidad que la Agencia Magnum le brindó de venir a Chile para el plebiscito de 1988. “Pensé, ‘lo que ha pasado en Chile y Argentina afectó a todo el continente’. Además, Estados Unidos estaba muy informado de los eventos del cono sur, y yo quería conocer de cerca. Nadie conoce un lugar hasta que llega realmente y lo enfrenta, pero también es cierto que yo no llegué sin perspectiva. Lo más importante de los meses que estuve ahí, creo, fue vivir en la calle, con la gente, y pasar en lo posible desde el barrio de los pobres hasta el de los ricos. Tratar de conocer por mi propia experiencia, algo de ese tiempo”.
¿Es demasiado diferente el Chile de entonces con el que ahora visitas?
-En ese tiempo no había el mismo optimismo. Ahora yo sentí que sí. Hay críticas, hay más que hacer, pero al mismo tiempo sentí de mucha gente un ‘ya vamos, adelante, las cosas van’. Hay mucho que hacer, pero no es como en 1988 o 1989, cuando había una tremenda inseguridad y falta de confianza en que las cosas iban a cambiar.
Para muchos, sin embargo, la fotografía de la portada del libro, de Alejandro Hoppe (donde se aprecian las piernas de unos soldados que no se sabe si abren o cierran una cortina) sigue siendo muy decidora, gatopardiana quizá, y más actual que nunca. ¿Se abre o se cierra la cortina, debemos ser optimistas o todo lo contrario?
-Esa es una discusión que no hemos tenido cuando estuve hace una semana, es muy complejo. No hay que ser optimista sólo por querer serlo. No es malo ser escéptico y mantener dudas. Hay que estar en guardia.
Una de las características de “Chile desde dentro” es que sus fotografías mostraron una imagen “no oficial”, desde el interior hacia fuera. ¿No es de temer que con el tiempo pase a ser oficial y comiencen a hacernos falta esas otras imágenes que aún están ocultas?
-No sé cómo contestar eso... Hay maneras de discutir cosas que son oficiales. Por ejemplo, en Estados Unidos, para la guerra del golfo, había fotos que podían pasar como oficiales de lo que estaba pasando, los periodistas no podían trabajar de manera independiente. En este libro, las imágenes fueron tomadas independientemente, en la calle, sin organización entre los fotógrafos... Entonces, nada fue oficial a la hora de hacer este libro. Quizá ahora es más aceptado. Creo que el pueblo mismo de Chile no está listo para ponerse en esta problemática, porque toma su tiempo reflexionar, no es algo fácil.
¿Quién debiera hoy fotografiar lo no oficial en Chile? ¿Los mismos de ayer o una nueva generación?
-Bueno, ambos. Deben poner su ojo y enfrentar la realidad. Nosotros, por ejemplo, viviendo en Estados Unidos, seguimos tratando de ser lo más críticos posibles y ver la realidad y todo lo que hay detrás de ella. Puede ser más difícil en este momento, cierto. Porque en una etapa de represión es más fácil ver la realidad, en un sentido. Toma coraje usar la cámara porque ésta implica el testigo. Cuando estuve mirando las fotos que tomaron estos fotógrafos, comprendí que hay dos o tres etapas: Primero; Ver, darse cuenta que está pasando algo y entender que es urgente e importante documentar. Una segunda etapa consiste en hacerlo. Eso implica que muchos ‘han visto’, pero no han tenido el coraje de enfrentar y tomar imágenes, porque eso toma su riesgo. En cualquier país, eso toma riesgo. Tomar la acción, la foto, implica que tienes la foto. Un tercer paso es que tienes la imagen y buscas una manera de mostrarla. Puede ser en una revista, en un diario... En el contexto de Chile fue muy difícil, la censura fue fuerte y muchas de esas imágenes no fueron publicadas en su tiempo. Entonces, otro compromiso es buscar espacio para estas imágenes, en cualquier lado, dentro o fuera del país. Esas tres etapas también las tienes que seguir hoy. Debemos ver que atrás de la realidad está esta imagen que es urgente, seamos viejos o jóvenes.
De la serie Carnival Strippers: USA Carnival Strippers (Tunbridge, Vermont, 1974): Gawker.
© Susan Meiselas. © All rights reserved.
© Susan Meiselas. © All rights reserved.
Con el paso del tiempo muchos de estos fotógrafos dejaron la fotografía documental, excusándose generalmente con problemas económicos. Parece ser que más bien lo ven como una etapa que ya pasó, pues los que realmente se apasionan con lo que hacen hoy todavía continúan...
-Si, yo creo que eso también es un poco complejo. Por un lado, hace 10 o 12 años, posiblemente la economía de estos fotógrafos... no tenían familia, por ejemplo, no tenían la misma presión económica y ahora sí, es una responsabilidad que les implica sobrevivir. Este es el problema en el primer mundo también. Todos mis colegas en Magnum lo tienen. Como siempre, el documental es lo menos apreciado, lo menos apoyado económicamente. Mantenerse en este camino, sin becas, enseñando en escuelas o con otras fórmulas más comerciales, es un problema de todos los fotógrafos. Deben balancear su compromiso de seguir documentando la sociedad, pero si no hay apoyo tienen que buscar caminos para sobrevivir. No me sorprende que ahora enfrenten de esa manera esta realidad, pero sus alumnos... yo espero que ellos sientan el compromiso hacia el documental, porque hay mucha tentación, hay tanto dinero que uno puede ganar en cosas que no son tan serias como documentar la sociedad, y esto es tan difícil que se van por otro camino, más comercial, la publicidad, el cine...
¿Quiere decir que la fotografía documental está vedada para un “fotógrafo de domingo”, un profesional que usa su tiempo libre para documentar?
-No, muchas veces le digo a mis alumnos: “Si es tu pasión, si es un compromiso en serio, has lo que tengas que hacer para lograr este trabajo. Si tienes que ser taxista para ganarte la vida y eso te da un tiempo aparte para insistir en el documental, hazlo”.
¿Cuáles son los riesgos que corre el fotógrafo documentalista?
-Hay riesgos de dos tipos, uno en la batalla, en la guerra, en la calle, contra las balas, el gas lacrimógeno... Pero también un fotógrafo documental debe mantenerse afuera y muchas veces aislado, porque estos no son valores aceptados por la sociedad todo el tiempo. Eso implica que uno tiene que resistir o tener la motivación muy íntima para sentir que es importante hacer lo que estás haciendo. No sé si es riesgo, pero es difícil.
¿Quiere decir que toda la fotografía documental debe ser de denuncia?
-No, no tiene que ser todo denuncia, tiene que ser comprometido, ir a la profundidad. Para mí, el trabajo más importante que han hecho los fotógrafos documentalistas es el auto-asignado, aquel que es determinado por uno y con una perspectiva un poco obsesiva. No importa si es pagado o no, lo importante es que es algo sentido desde dentro. Y no tiene que ser sólo batalla o guerra. Puede ser cualquier enfrentamiento con lo que está pasando, en la calle, mirando cómo es la gente en la calle.
Gran parte de los chilenos –no sólo los jóvenes- ven con desánimo la realidad, suelen decir que “hoy no pasa nada”. ¿Cuál es tu visión?
-Yo creo que ese es exactamente el punto. En tiempos de la represión era más evidente lo que estaba pasando en la calle, pero ahora es el cómo vive la sociedad, hay cosas que uno puede revelar. Igual en Estados Unidos, no es sólo en los barrios más pobres... ¿Cómo viven los ricos y los hijos de los ricos? ¿¡Cómo viven!? Hay maneras de describir la sociedad, donde el pueblo mismo puede verse en proceso.
¿Qué es hoy lo no oficial en Estados Unidos?
-Una gran parte de trabajos muestra a Estados Unidos fuera de sus fronteras, cómo Estados Unidos maneja el mundo, diversos conflictos, crisis, todo fuera de Estados Unidos. Pero, por otro lado, dentro hay otros temas. Como te decía, los hijos de los ricos, por ejemplo. Hay mucho interés en saber cómo viven, quiénes son. Son chicos muy privilegiados que se contrastan con la mayoría de la gente del mundo que tiene dificultades. Recientemente vi algo que muestra cómo, en forma paralela a una sociedad muy computarizada y tecnologizada, hay personas que trabajan todavía con sus manos. ¿Qué implica eso, cómo trabajan? No son las imágenes de Sebastián Salgado, que fotografió el tema al rededor del mundo. Estoy hablando de Estados Unidos, que es tan moderno, tan tecnologizado, pero al mismo tiempo una gran parte de la sociedad está trabajando a otro nivel. Entonces, un trabajo de este tipo es tan importante como lo que sucedía en el tiempo de las protestas.
La Agencia Magnum se caracteriza por sintetizar la mirada de dos de sus creadores: Por una parte, el equilibrio de la imagen en el ojo de Henri Cartier - Bresson, y por otra, la brutalidad del sentimiento, en los de Robert Capa. ¿A cuál de las dos líneas crees que se ligó el grupo de fotógrafos chilenos que formó “Chile desde dentro”?
-Yo creo que es una mezcla perfecta de las dos. Por ejemplo, el trabajo de Paz Errázuriz, en un sentido, no es en la calle. Su valor está en que mira la sociedad desde dentro, tiene aspectos más interesados en lo formal, lo estético, no la acción. Capa fue muy reconocido por su compromiso pasional, y seguro que cuando vez el trabajo de Claudio (Pérez) o Alvaro (Hoppe), su línea va más por la pasión pero, por otro lado, creo que hay un surrealismo también, como esta foto de Claudio en que el enano camina delante de los carabineros. En los mejores trabajos yo creo que está esa mezcla, la forma y el contenido, el surrealismo y a la vez la realidad, ahí está la fuerza.
¿Quiere decir que estas imágenes vivirán más que los fotógrafos, ya tienen su propia vida?
-Absolutamente, creo que sí, y también hay más imágenes que no están incluidas en el libro, que tienen mucho valor pero tuvimos sólo el espacio para 75. Espero que finalmente el libro sea publicado en español y que este archivo de imágenes sea protegido en Chile para reflexionar en 50 años más. Y también espero que exista el compromiso de seguir documentando la sociedad.
En tu último paso por Santiago, ¿cuál fue tu impresión del funcionamiento de los medios de prensa en cuanto a la imagen?
-Una de las cosas más tristes es ver que... En Argentina o en Colombia se ve mucho más uso de la imagen. Para mí es increíble, hay tanto talento y no se ve nada en los periódicos ni en las revistas que tocan la realidad de lo que está pasando alrededor de uno. Mirando los periódicos, creo que no tienen tanta imaginación como he visto en otros países de América Latina. Es una lástima, tu puedes ver cómo México, por ejemplo, está presentando su propio mundo, usando la imagen para abrir la puerta y los ojos a pensar y reflexionar. Creo que hay mucho que hacer en Chile.
(Artículo y entrevista publicados en el diario electrónico El Mostardor, durante el mes de mayo de 2001)
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